Cuando un capricho se convierte en un berrinche.

Hay caprichitos y caprichos...A juzgar por la determinación inamovible o no de los deseos.Cuando un berrinche se puede frenar, guiando el interés hacia algo complaciente y más adecuado,estamos en la gloria.
Otras veces, la terquedad de esas pequeñas personitas demandantes hacen temblar nuestra cordura...
Son capaces de patalear, gritar, sollozar, morder o escupir, con tal de manifestar su desacuerdo.
Encontrar paciencia en algún rincón de nuestro ser es la mejor alternativa,además de recordar para futuras oportunidades,el detonante causante del berrinche.
Para recordar: Prohibido llevarlos a la juguetería sólo a mirar, prometer y no cumplir, proponer más de dos opciones a la hora de comer,decirles que vamos a comprar pan para ir a una cena romántica ,y muchos más...
Muchas veces, pese que admitirlo lastima nuestro orgullo de adultos,los que empezamos...somos nosotros.

berrinche

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