Ruptura familiar.Separación de la pareja..

Todos los sueños y proyectos se derrumban frente a la separación de la pareja. Si bien a veces no queda alternativa, e incluso si el cambio se manifiesta como positivo, es normal sentir la sensación de ruptura, de vacio, de incertidumbre.
Pero una buena  actitud ayuda a afrontar esta ruptura, a acortar este espacio de separación, que tanto afecta a los hijos.

La separación tiene en cada caso, sus características particulares, fruto de las causa que la impulsaron, por lo cual es normal que las relaciones entre las ex parejas sean muy diferentes.

El mundo de los adultos tiene sus códigos, sus sentimientos, su legalidad y todo esto recáe en los niños; Los hijos. Los hijos tenían hasta un segundo antes de la separación una familia íntegra (al menos eso creían), un círculo de contención, cuidado y afecto, tenían a la pareja que conformaba la autoridad y el amor.

Pero de repente y sin aviso, estos dos pilares toman distancia, y no sólo es eso, comienza una inexplicable etapa de tirantéz , en lo que cada uno desde su extremo intenta mantener el poder y causar en el otro el sentimiento de culpa.

Esto resulta particularmente doloroso y molesto para los hijos, quienes quedan siempre situados en el medio de este espacio ( que ahora es un campo de batalla).

La familia no deja de existir luego de una separación, un vínculo se rompe, pero otros se mantienen y algunos pueden modificarse. Si bien es natural experimentar la ruptura como un duelo, es necesario tener la mente abierta y el corazón fuerte para tranquilizar a los hijos y mantener los puentes que estos necesitan para que las  nuevas distancias sean transitables .

La separación de la pareja puede ser inminente y sin retorno, pero la manera de experimentarla depende de la desición de ambos padres y de su capacidad de razonar a favor de los hijos.
El primer paso es el diálogo privado, seguramente aparecerán muchos sentimientos negativos que deben expresarce a fondo, y sin oidos curiosos.

Luego llegarán las preguntas de los hijos, los llantos, el nerviosismo, la ansiedad. Lo que hay que subrayar en el discurso hacia los hijos, es que ambos padres siguen juntos en la tarea de criarlos, esto incluye que harán lo posible por compartir sus momentos más importantes y que la relación con ellos no está en juego.
A medida que el tiempo va pasando, la situación comienza a calmarse y los miembros de la familia van consolidando un nuevo estilo de vida, distinto, pero no por eso totalmente negativo.

Seguramente no en todos los casos esto sucede de esta manera, pero deberíamos luchar por que así fuera.Sieguir defendiendo a la familia, más allá de las transformaciones que ésta sufra, más allá de la carencia de fé en el matrimonio y en Dios, más allá de la época actual que impulsa cada vez más a la disgregación.

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