Para resolver los caprichos de los niños debemos ponernos a su nivel.

Claro que no es tarea sencilla ponernos en el lugar del niño en el momento en que el capricho está haciéndonos llegar tarde, pasar verguenza frente a otras personas o impidiendo la paz de una comida.Pero tampoco es imposible.Muchas veces es mucho más sencillo colocarnos a la altura del niño e involucrarnos en lo que le sucede.El capricho por algo para nosotros insignificante,para el niño puede ser realmente importante.
Hace unos días mi hija de cinco años estaba empeñada en hacer comer a su bebé en la mesa.El problema es que estábamos muy cortas de tiempo,ya que debía asistir al colegio y en unos pocos minutos pasaba el transporte a buscarla.En esos minutos debía alimentarse, cepillarse los dientes, lavarse las manos y tomar un abrigo,sin embargo sólo probaba bocados ínfimos ,porque estaba abocada a su hija.En otro momento hubiera perdido absolutamente la calma.Pero recordé mi infancia, y supuse que para ella no era un capricho,sino que sólo se estaba comportando como una buena madre.
Entonces se me ocurrió la idea de decirle que su bebé era demasiado pequeña y que si le daba demasiado de comer le dolería luego la pancita.Esa explicación fue suficiente para que cediera voluntariamente al capricho.
Cuando se fue al colegio me quedé pensando ,que si frente a todos los caprichos fuera capáz de ponerme en su lugar en vez de en contra, y actuara con creatividad (esta vez se me prendió la lamparita),seria bastante más sencillo sobrellevar estos problemitas.

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